El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio a conocer el pasado jueves 3 de octubre que está en pláticas con Israel para evaluar la posibilidad de llevar a cabo un ataque contra las instalaciones petroleras de Irán. Esta acción sería en respuesta al ataque que Irán lanzó dos días antes, el martes, cuando aproximadamente 200 misiles fueron disparados sobre territorio israelí.
Biden brindó estas declaraciones mientras se encontraba en el jardín sur de la Casa Blanca, justo antes de abordar el helicóptero Marine One con destino a Florida y Georgia, donde inspeccionaría los daños provocados por el huracán Helene. A pesar del ruido de las hélices, un periodista le cuestionó si apoyaría que Israel atacara las instalaciones petroleras de Irán. El mandatario estadounidense, sin dar muchos detalles, respondió: “Estamos discutiendo eso”.
La situación parece estar lejos de calmarse, ya que las estimaciones iniciales sobre el ataque iraní indican que alrededor de 200 misiles balísticos fueron lanzados hacia Israel. Aunque varios de ellos lograron impactar en territorio israelí, causando daños a instalaciones militares, solo se ha reportado la muerte de una persona.
En paralelo, la situación en Líbano también se ha intensificado. Israel informó que ocho de sus soldados fallecieron durante enfrentamientos con la milicia de Hizbulá, grupo respaldado por Irán. Estas son las primeras bajas reportadas como resultado de una incursión terrestre que Israel está llevando a cabo contra Hizbulá en territorio libanés.
El gobierno de Israel, liderado por Benjamín Netanyahu, ha emitido fuertes amenazas contra Irán, anticipando una posible represalia. Yair Lapid, líder de la oposición y ex primer ministro de Israel, declaró que Irán debe enfrentar “un costo significativo y pesado” por sus acciones. Por su parte, Naftali Bennett, otro de los rivales políticos de Netanyahu, ha instado a Israel a destruir el programa nuclear de Irán y atacar sus infraestructuras energéticas más importantes.
Estas declaraciones evidencian cómo ha cambiado la dinámica desde los enfrentamientos de abril. En aquel entonces, Israel respondió de manera más limitada a un ataque iraní mucho menor, con una incursión en una base aérea que no dejó grandes daños. Actualmente, las opciones que se están considerando van desde atacar las instalaciones militares y energéticas de Irán, hasta un escenario más extremo que implicaría atacar directamente sus instalaciones nucleares.
Wendy Sherman, exfuncionaria del Departamento de Estado, explicó la complejidad de la situación: “El siguiente desafío será cómo responda Israel. Si la respuesta es precisa, se podría lograr el objetivo sin mayores consecuencias. Pero si algo sale mal, podría provocar una escalada mucho más allá de lo que se desea”. La incertidumbre de las acciones en curso mantiene al mundo en vilo ante un posible aumento de tensiones en la región.
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